Inicialmente se venderá en dos versiones, compacto y sedán, ambas de cinco puertas y bastante diferenciadas entre sí. Su aspecto exterior es una evolución de las dos primeras generaciones del Focus europeo, que se vende desde 1998, año en el que sustituyó al Escort.
Ford afirma que el nuevo Focus continuará la buena fama de sus predecesores en lo que se refiere a comportamiento y experiencia de conducción, mejorando elementos como la dirección y las suspensiones. La configuración será igual para todos los países salvo pequeños detalles como por ejemplo los neumáticos.
A pesar del salto de Ford, el nuevo Focus es continuista con el kinetik desing de Ford, que estrenó el Mondeo y que ha marcado sus últimos modelos europeos. Sigue las líneas del Ford Fiesta y las tendencias de modelos como el Mégane: ópticas delanteras finas y estilizadas, ópticas traseras grandes.
Mantiene algún detalle similar al modelo actual, como por ejemplo la forma del paragolpes trasero. En general su silueta es más fina y esculpida, con más detalles y cambios de superficies cóncavas/convexas en su lateral.
El logo de Ford se sitúa sobre una fina línea cromada en la parte superior de la parrilla, mientras que la parte inferior es algo más bruta y tiene dos huecos laterales en forma de triángulo, heredadas de aquelFord Iosis Concept de 2005. No sería de extrañar que veamos algunos cambios para Europa, como por ejemplo las luces antiniebla alojadas en estos huecos.
En el interior encontramos también reminiscencias al del Fiesta, como los aireadores verticales. El esquema de colores dominante parece negro, blanco y azul (en la instrumentación), y a primera vista el interior deja un muy buen sabor de boca.